En algún momento de la vida del cervecero casero uno opta por invertir algún dinero y equiparse adecuadamente para poder “tirar” la cerveza directamente de un barril, sin pasar por el a veces engorroso proceso de embotellado.
Las ventajas de contar con un equipo para embarrilar y tirar la cerveza en casa están en que no se necesita un período de espera para gasificar la cerveza; este proceso ocurre dentro del barril gracias a la física y la dinámica de los gases. El gas carbónico con el que se presuriza el barril se disuelve parcialmente en la cerveza, gasificándola. Para ayudar a este proceso es buena idea enfriar el barril cuando vamos a presurizarlo.
Los cornelius son unos tanques de acero inoxidable que hace unos años servían para transportar el jarabe de las gaseosas utilizado para las máquinas expendedoras. “Cornelius” es una marca. Otra marca habitual en este tipo de recipientes es la “Firestone”. Hay distintos tamaños: 10 litros –virtualmente extinguidos-, 20 litros –los más habituales- y 40 litros –quedan pocos-. Los cornelius tienen una tapa ovalada que cierra con una manija y dos valvulitas: una para ingresar el gas y otra para extraer el líquido. Son equipos que trabajan con presión, por lo que es importante que si encontrás uno te fijes bien que esté en buen estado.
Existen dos “familias” de cornelius: los pin lock y los ball lock. Esta división se refiere al sistema de “traba” que tienen los deconectores que se encastran a las válvulas: los pin son aquellos cuyas válvulas tienen unos dientitos. La válvula de líquido tiene 3 dientitos. La de gas, 2. Por su parte, los ball no muestran diferencia entre sus válvulas. Los deconectores se aseguran al recipiente mediante un sistema de bolillas que calzan en una rendija que tienen las válvulas y que son asegurados al bajar una placa plástica. Te vas a dar cuenta mucho más claramente mirando las fotos que leyendo ésto…
La rosca de las válvulas no es standard, por lo que a la hora de comprar un cornelius es importante saber con qué vamos a trabajar con él. Los deconectores no se consiguen fácilmente.
Otro aspecto a tener en cuenta es que si los vamos a usar para gasificar la cerveza vamos a trabajar con presión, y para ello deberemos contar con los elementos de seguridad necesarios, como buenas abrazaderas, manómetro, válvula reguladora de presión y mangueras que soporten hasta 3 kilos de presión.
Es importante que, al momento de adquirir un barril Cornelius, verifiquemos que el mismo no presenta abolladuras o pinchaduras, que tenga todas las válvulas (incluyendo la válvula aliviadora de la tapa) y que al cerrar la tapa exista un contacto en toda la circunferencia de la abertura, ya que si la tapa está torcida o doblada vamos a tener una pérdida.
Hecho esto va a ser fundamental cambiar todos los o-rings (aros de goma) del barril. Los mismos se pueden conseguir con nosotros.
Obviamente, lo que sigue es la limpieza del barril. Muchas veces tienen restos de jarabe de gaseosas que hay que sacarlos con un buen cepillado y agua caliente. Después de una buena sanitización con soda cáustica y ácido peracético lo enjuagamos apropiadamente, le agregamos un poco de alcohol al 70% y lo cerramos. Si el barril va a estar vacío por bastante tiempo es importante presurizarlo para evitar que entre aire y se contamine.
Para poder tirar la cerveza vamos a necesitar también un tambo de gas de CO2, un regulador de gas, un par de metros de manguera de presión, dos conectores para barril Cornelius (los hay de 2 tipos, según el tipo de barril que consigamos. Están los “pin lock”, que traban el conector con unos pequeños pines a los costados de la válvula, y los “ball lock”, que traban con unas bolitas de metal en una muesca de la válvula) y una canilla dispensadora.
– Embarrilando
Bien, tenemos nuestra cerveza lista para ser embarrilada. El proceso es simple, se abre la tapa del Cornelius (si estaba presurizado, primero abrir la válvula de alivio para vaciarlo de gas) y procedemos a trasvasar el líquido del fermentador/madurador a nuestro barril.
Una vez hecho esto cerramos la tapa y conectamos el gas al barril. Entonces presurizamos el mismo a una presión de 2 bar (aprox 2 kg/cm2) y lo agitamos. Veremos como la presión va descendiendo: esto evidencia que el gas se va disolviendo en la cerveza, efectivamente gasificándola. Repetimos este proceso hasta que la presión interna del barril no descienda más y lo dejamos presurizado a 0.5 bar.
Y listo! Solamente queda conectar la canilla al conector correspondiente, ajustar la presión del barril y servir nuestra cerveza tirada en casa.
Salud!
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